Un escenario desolador... Una soledad extraña, que solo es posible sentir cuando la aglomeración de personas se excede en cantidad y se eleva a proporciones ridículas. No obstante, dentro de la multitud no se respira otra cosa que individualidad. El escenario de la cotidianidad reflejada en el transporte público, como el mal normalizado, como la incomodidad necesaria para cumplir las obligaciones diarias, como el punto de encuentro de infinidad de realidades singulares, en el cual no existe, salvo algunos casos atípicos, interacción entre el sinnúmero de universos reunidos. La vida citadina ha llevado a los hombres a crear este tipo de espacios, en el que se ven solitarios entre la masa. Y es que la hostilidad de la ciudad lleva a la desconfianza general por el otro. Y en este tipo de lugares, en el que el contacto con la otredad es inevitable, se produce un fenómeno indeseable, una invasión al espacio personal, por un extraño, un universo ajeno. Esto se traduce en una avers...
Digo puras mentiras y las paso por verdades... O digo puras verdades y las paso por mentiras... Depende, como todo en esta vida, del ojo que lo mire.