La razón siempre ha sido para mí, el arma más poderosa que poseo. No porque la considere superior, ni mucho menos porque crea que es ella quien otorgue respuesta a cada cuestión de la existencia. Sencillamente porque es la facultad que me permite caminar más cómodo. La razón es mi ataque y mi defensa frente al mundo me permite ir de frente ante las adversidades, preverlas y evitarlas. Pero es tan poderosa que tiende a volverse injusta conmigo, tiene la capacidad de divisar tantas opciones que me niega la posibilidad de abordar otras que no sean propuestas por ella. Pocas veces en mi vida ella ha perdido el control sobre mí... El amor fue el primero en hacerle frente, la golpeó y por unos instantes la dejó fuera de combate... El amor es irracional y no da cabida para ningún argumento lógico. La razón cedió y por un corto periodo de mi vida, amar se volvió el motor de mi existencia. El amor es compañero de la felicidad y da resultados mucho más satisfactorios que la Razón... Sin e...
Digo puras mentiras y las paso por verdades... O digo puras verdades y las paso por mentiras... Depende, como todo en esta vida, del ojo que lo mire.