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Declaración de intenciones

Usted me gusta.

Así de "usted", porque tutearla mientras escribo estás palabras me aterra. El usted me ayuda a dejar cierta distancia entre los dos. Solo con esa distancia soy capaz de hablar sin tapujos. 

Usted me gusta, me gusta cómo sonríe, me gusta cómo habla, me gusta que desborde tanta alegría que me apabulle, me gusta sentir sus brazos alrededor de mis hombros, me gustan sus ojos expresivos, me gusta que haga ruidos exagerados cuando bosteza.

Me gusta su honestidad, me gusta que en su mirada no se ve un ápice de maldad. No sé si usted se considere a sí misma bondadosa, pero sus fibras se exceden en bondad. 

Todo se resume en palabras muy simples: usted es una linda persona.

Todo lo que soy me dice que es seguro ser desde la emoción con usted, todo lo que soy me dice que es despropósito esperar más tiempo para ponerle un nombre a la categoría que engloba este compartir que venimos construyendo. 

Usted quiere y yo quiero. 

Sin embargo, es importante que sepa que tengo miedo. Tengo miedo de permitirle a la emoción aflorar sin tapujos. Usted me gusta tanto que tengo temor de tener el juicio nublado. No hace mucho estaba terminando de cerrar algunas heridas; entregarle a usted este flujo de emociones así, tan intensas, tan crudas, es darle la posibilidad de que pueda ir a las heridas y arrancar bruscamente los puntos. Sí... Ya cerraron, pero la carne sigue débil, los huesos siguen resentidos, mi emoción no aguanta ahora un trato brusco. Para terminar de sanar, debo tratar esos dolores con amor y prudencia.

La responsabilidad de ese cuidado recae en mí.

Sí, si, la responsabilidad afectiva lleva estando de moda varios años. Los discursos, cuando aún están en el territorio de las palabras, suelen ser muy conmovedores y sensatos ... Pero su validez solo se puede medir cuando se traducen a las acciones que se hacen en nombre de esos discursos... Y ya me han lastimado mucho personas que se abanderan fervientemente con las ideas de la responsabilidad afectiva a sus espaldas. 

El único universo intencional que puedo conocer a priori, al menos hasta cierto punto, es el mío. Para el universo de cualquier otra persona, son las acciones a posteriori las que pueden dar cuenta de cierta línea intencional, para restrear la intención hay que hacer un ejercicio de reconstrucción, no de predicción.

Por este motivo... Cualquier acto de elegir creer en las palabras de alguien, no es más que un ejercicio intuitivo. Y si, como en este caso, se pone en juego algo tan delicado como las heridas que fueron resultado de malos tratos y falta de cuidado en el pasado... El ejercicio intuitivo es así mismo un acto de confianza.

Quiero ser amoroso conmigo, y así mismo quiero estar contigo. Así que hago una elección... Quiero confiar en qué vas a tratar estos miedos y dolores con cariño y cuidado. No para sanarlos... No estoy buscando en esta vida construida en colectivo alguien que me salve... Solo alguien que trate con amor esos dolores, para no abrir lo que está terminando de cerrar. 

Siento mucho cariño por ti y puedo decirte, que quiero también cuidar y tratar amorosamente los miedos, las heridas y dolores que me has compartido y también aquellos que vayas enunciando con el tiempo. (Me acabo de dar cuenta que empecé a tutear) Así que te quiero hacer una propuesta: ninguno de los dos puede saber a ciencia cierta los deseos e intenciones del otro, pero hay tanta vida vibrando en esto que hemos ido creando, que... puede que valga la pena correr el riesgo de hacer un pacto de confianza. En el que elijamos seguir compartiendo esto que hemos venido construyendo... Solo que, a partir de ahora, poco a poco, empecemos a darle rienda suelta a la emoción, pues podemos tomar cómo presupuesto que tenemos toda la intención de cuidarnos y ser, en la medida que esté en nuestro alcance, lo más cariñosos posible con la emoción del otro. 

¡Ah! Sé que parece que el cuidado deba darse de base en cualquier relación, pero el deber ser no opera simétricamente con la materialidad. No sé cuántos testigos diarios hay de que el cuidado está ausente en muchas relaciones como la nuestra. Por eso, aunque parezca redundante, vine a hacer esta propuesta...

Es muy probable que nunca leas está entrada del blog. Esto no es más que una transcripción refinada de todo aquello que ya hemos hablado, pero necesitaba plasmarlo por escrito... Porque todavía tengo miedo... Pero más tengo ganas. Necesito recordar este pacto de confianza... Que quizá ya sellamos, con menos palabras y más emoción... Pero aquí puedo volver, cuando la razón necesite justificantes...

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