Ir al contenido principal

El Cielo

Yo no sé por qué les voy a contar esta anécdota si lo más seguro es que no me vayan a creer, pero igual lo he mantenido tanto en secreto y está tan a flor de piel que seguir en silencio es más nocivo que ser tildado de loco. 
Todo empezó un jueves al medio día en el parque de la 93. Estaba comiendo de mi coquita del almuerzo, cuando de pronto se me acerca un señor de unos 40 años y se sienta al lado mío. Yo lo había visto desde antes, había intentado hacerle conversación a varias personas en el parque, pero ninguna se había detenido a escucharlo. Era un tipo de barba larga y descuidada, pero de escaso cabello, vestía una camisa de leñador roja y negro, pantalones oscuros y ajustados y traía una maleta que era tan abultada que juraría que almacenaba allí un paracaídas. 

- Joven tiene un segundo para escucharme - el tipo tenía un acento extraño, estaba claro que su lengua materna no era el español.  A pesar de que se veía como alguien excéntrico, no parecía peligroso, así que asentí con la cabeza - no tengo mucho tiempo, escuche, yo vengo del futuro y tengo un mensaje importante - yo lo observé extrañado, era claro que no estaba en sus cabales, pero no dije nada y continué escuchando - en esta misma fecha pero en 30 años, la verdadera forma del mundo se va a manifestar - yo no pude evitar reírme, no quería ser grosero pero no fui capaz de contenerme - ¿no me cree verdad? - preguntó con tristeza. Dejó la maleta en el suelo y abrió la cremallera - no quería recurrir a esto pero...- sacó de la mochila un aparato metálico, parecía un arma, pero en lugar de cañones tenía una bocina del tamaño de una pelota antiestrés - le voy a mostrar los recuerdos de mi pasado, que para usted será el futuro - apuntó a mis ojos. Yo no sabía si asustarme o reírme, el arma con cañón bocina no se veía en absoluto intimidante. Imaginé que el hombre era un artista o algo parecido y que estaba haciendo algún tipo de performance, así que decidí seguirle el rollo - voy a disparar, ¿está listo? - yo sonreí confiado, "sí", le dije.

De pronto el día se hizo noche, los edificios a mi alrededor se desplomaron abriendo grandes cráteres en el pavimento. El prado se marchitó y los árboles se incendiaron. Los cuerpos de los transeúntes que caminaban por el parque pasaron rápidamente por el ciclo completo de descomposición y en pocos segundos sus cráneos, columnas vertebrales y mandíbulas sueltas quedaron esparcidas por el suelo. Un ensordecedor estruendo se escuchó en el cielo y el firmamento empezó a fragmentarse. De las grietas comenzaron a circular cascadas de lava que poco a poco fueron inundando las calles aledañas.

No me alcanzan las palabras para describir lo que sentí en ese instante. Mi corazón latía tan rápido que creí que en cualquier comento colapsaría. La angustia era lacerante, se deslizó del diagrama hacia el estómago, sentí que mis entrañas se estaban desprendiendo. El aire que respiraba era cada vez más pesado, como si estuviera aspirando partículas de plomo y, en algún punto, llegó a ser tan denso que mi laringe se cerró. Mi visión se tornó borrosa y manchas negras de oscuridad fueron apoderándose de la imagen de mis ojos. Cerré los párpados. Antes de desplomarme en el suelo, el hombre me  sujetó con fuerza los brazos y en se instante sentí una inyección de energía recorrer mis venas, como si la vida decidiera volver a invadir el cuerpo.

Abrí los ojos. La noche volvió a ser día, el firmamento se remendó, los edificios regresaron a estar en perfecto estado y los transeúntes caminaban despreocupados. Estaba de vuelta en el parque. El sujeto me miraba con desolación - ese es mi día a día, ¿ahora me cree? - yo no fui capaz de responderle, estaba muy alterado, mis ropa estaba empapada de sudor y mi respiración muy agitada.
Al verme en ese estado intentó tranquilizarme - no se preocupe lo que usted vio fueron solo las imágenes de mi memoria, el mundo en este timpo aún no se muestra en su verdadero estado, el cielo sigue siendo la proyección del cielo de nuestros creadores - yo seguí sin responderle, así hubiera querido, las palabras se habrían quedado atascadas en mi garganta - pero en pocos años, los creadores se agotarán de esta versión de la realidad y dejarán que la existencia se vea tal y como es, ¡necesito que me ayude¡ ¡necesito que me ayude!

Yo con el terror aún viajando sobre mi piel, no pude hacer otra cosa... que correr, lo único que mi deseo me pedía era huir de allí, a pesar de los gritos desperados del sujeto para que volviera, yo no me detuve... y corrí... corrí y no me detuve hasta me mis pies no pudieron sostenerme.. mientras huía las imágenes viajaban una y otra vez por mi cabeza. 

Y hasta el día de hoy no han dejado de ir y venir, pero ahora acompañadas de un profundo arrepentimiento. No debí huir, debí quedarme a escuchar más y deshacerme de la inmensa cantidad de dudas y miedos que tal vez él me hubiera ayudado a resolver . Pero ahora... No sé qué hacer... Estoy convencido que vi lo que vi y experimenté lo que sentí, si es o no una visión de lo que ocurrirá... No lo sé... Y no sé si lo sabré... 

Al hombre lo he buscado infinidad de veces en el parque... Lo he preguntado, nadie me ha dado razón... Es por eso.. tal vez.. Que vengo a comentar esto el día de hoy... Para saber si alguien más lo ha visto, si alguien sabe si volverá... Si alguien me puede dar respuestas...

(Escrito en febrero de 2022, publicado en abril de 2024)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Usted me gusta. Así de "usted", porque tutearla mientras escribo estás palabras me aterra. El usted me ayuda a dejar cierta distancia entre los dos. Solo con esa distancia soy capaz de hablar sin tapujos.  Usted me gusta, me gusta cómo sonríe, me gusta cómo habla, me gusta que desborde tanta alegría que me apabulle, me gusta sentir sus brazos alrededor de mis hombros, me gustan sus ojos expresivos, me gusta que haga ruidos exagerados cuando bosteza. Me gusta su honestidad, me gusta que en su mirada no se ve un ápice de maldad. No sé si usted se considere a sí misma bondadosa, pero sus fibras se exceden en bondad.  Todo se resume en palabras muy simples: usted es una linda persona. Todo lo que soy me dice que es seguro ser desde la emoción con usted, todo lo que soy me dice que es despropósito esperar más tiempo para ponerle un nombre a la categoría que engloba este compartir que venimos construyendo.  Usted quiere y yo quiero.  Sin embargo, es importante que sepa que...

Apatía capitalina

La apatía es una de las tantas armas capitalistas. Inventaron la noción de individuo, la convirtieron en un hecho irrefutable y la arraigaron tan metida, tan adentro de las viceras, que nos creímos el cuento de que mirar al ombligo es un derecho, un deber ciudadano.  La apatía es confundir el privilegio con la libre competencia.  Hoy se subieron al Transmilenio dos venezolanos, con el hambre, la humillación y el desespero grafiteados en el rostro. "Llegamos hoy y otros venezolanos nos robaron los zapatos" dijeron, mientras las medias roidas y gastadas servían como evidencia..."llevamos 12 días caminando, tenemos hambre y ganas de dormir bajo techo". Mientras decían esto, una muchacha con audífonos, que no despegó nunca la mirada del celular, responde con un acto simple y miserable: sube el volumen de la música.  No le bastó con ignorar olímpicamente al ser humano que tenía enfrente (porque uno de ellos estaba justo, justito delante de ella, siendo testigo de primera...

Declaración ontológica del querer y no querer. Parte 3 - Lo otro

****** ¡Ah! entrada extraña, se escribió en momentos muy diferentes, osciló por aquí, osciló por allá...  Casi que no se publica... ****** Ya hablé del yo en la parte uno, del sentido de la vida en la parte dos... Falta un tema para terminar está trilogía de entradas: "lo otro". La primera entrada tenía un corte más filosófico y la segunda más personal, esta tercera tiene un poco de ambas. Hablar del otro necesariamente entra en tensión con el yo, el límite entre yo y tú suele ser difuso en ocasiones, pero jamás será lo suficiente para decir que son lo mismo.  Otra vez yo Para empezar necesito retomar la noción del "yo" que conceptualicé en la primera parte:    " Yo" es todo aquello que mantenga cierta forma, que persista cierto tiempo, y que se sienta como "mío" (...) En esa ficción de límite subjetivo, le llamamos "yo" a lo que tiene, de cierta manera, cierta consistencia: a eso que se mueve como un cuerpo gaseoso, en una amalgama, fl...