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Entradas

Para iluminar la sombra

 Hay una sombra que tengo por dentro. Es una sombra que tiene garras y colmillos, las tiene para protegerme, pero cada vez que las muestra me rasga las entrañas. Se despliega cuando me siento pequeño, aparece cuando me siento incapaz: "si no te sientes suficiente, vamos a hacer insuficiente a los demás". Habla pestes, encuentra grietas y fallos en los demás, lanzo veneno para reducir a mis adversarios, no para dañarlos, para igualarlos, el gusano que critica a la mariposa por no arrastrarse con habilidad. "La mariposa vuela porque no puede arrastrarse". El problema es que el veneno corroe mientras sale del cuerpo. La sombra me captura, me vuelve fiera, me vuelve miedo, me vuelve rabia.  No tiene mala intención, pero destruye más de lo que construye. La sombra acciona desde lo que no tengo o no soy, para ver lo que no tienen o no son los demás. Pero soy tanto que la sombra no ve: si la sombra supiera todo lo que tiene que opacar en mí, para opacar a los demás a lo me...
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Pausa

Me suelo sentir como un arco tensado, que no ha encontrado blanco. A veces me siento como energía despilfarrada, como deseo de todo, pero inconcluso. Tengo ganas de no sé qué, coqueteo con este u otro proyecto, soy viento, pero hay días que quiero ser tierra, raíces, no para anclarme, sí para florecer.  Echo raíz poco profunda, florezco pero las flores se la comen las pestes, los gusanos.  Muero y renazco a diario, siempre vuelvo a la vida, pero hay días en los que no quiero morir, hay veces que no quiero ser discreto, me canso del corte, corte, corte, terminar y empezar, terminar y empezar, a veces solo quiero empezar y seguir, aplazar el final, renacer es un acto de belleza, pero consume cantidades ingentes de energía. No quiero forma definida, pero si quiero consistencia. Quiero fluir como el río, no como el agua derramada. Siento a diario como se estancan en el pecho lágrimas que aún no son derramadas. No da el tiempo de llorar por el pasado, porque el futuro ya exige su a...

De noche

De noche se pone difícil, de noche es que la emoción se reviste de ansiedad.  De noche la paciencia se anula y los miedos se liberan cuales leones hambrientos.  De noche la memoria corporal rememora los dolores del pasado y muerde las tripas y el esternón.  De noche los malos pensamientos se hacen mal viajes, los pensamientos intrusivos se vuelven posibilidades latentes, y el malestar se hace espeso, se vuelve náuseas.  De noche la sombra del abandono se trepa por las paredes, saca sus colmillos y amenaza silenciosa desde el techo, vigilante, incisiva. La vista fija al corazón, para destriparlo.  De noche se pone difícil, extrañar no es extrañar, es negociar con la idea de la eterna soledad.  De noche el niño que habita adentro se siente en peligro, y el adulto que lo recubre no es capaz de protegerlo, está paralizado, resignado a dejar que le corten el cuello.  De noche la angustia de ayer conspira con la de hoy, para cerrar la garganta, aprisionar lo...

Declaración ontológica del querer y no querer. Parte 3 - Lo otro

****** ¡Ah! entrada extraña, se escribió en momentos muy diferentes, osciló por aquí, osciló por allá...  Casi que no se publica... ****** Ya hablé del yo en la parte uno, del sentido de la vida en la parte dos... Falta un tema para terminar está trilogía de entradas: "lo otro". La primera entrada tenía un corte más filosófico y la segunda más personal, esta tercera tiene un poco de ambas. Hablar del otro necesariamente entra en tensión con el yo, el límite entre yo y tú suele ser difuso en ocasiones, pero jamás será lo suficiente para decir que son lo mismo.  Otra vez yo Para empezar necesito retomar la noción del "yo" que conceptualicé en la primera parte:    " Yo" es todo aquello que mantenga cierta forma, que persista cierto tiempo, y que se sienta como "mío" (...) En esa ficción de límite subjetivo, le llamamos "yo" a lo que tiene, de cierta manera, cierta consistencia: a eso que se mueve como un cuerpo gaseoso, en una amalgama, fl...

Declaración de intenciones

Usted me gusta. Así de "usted", porque tutearla mientras escribo estás palabras me aterra. El usted me ayuda a dejar cierta distancia entre los dos. Solo con esa distancia soy capaz de hablar sin tapujos.  Usted me gusta, me gusta cómo sonríe, me gusta cómo habla, me gusta que desborde tanta alegría que me apabulle, me gusta sentir sus brazos alrededor de mis hombros, me gustan sus ojos expresivos, me gusta que haga ruidos exagerados cuando bosteza. Me gusta su honestidad, me gusta que en su mirada no se ve un ápice de maldad. No sé si usted se considere a sí misma bondadosa, pero sus fibras se exceden en bondad.  Todo se resume en palabras muy simples: usted es una linda persona. Todo lo que soy me dice que es seguro ser desde la emoción con usted, todo lo que soy me dice que es despropósito esperar más tiempo para ponerle un nombre a la categoría que engloba este compartir que venimos construyendo.  Usted quiere y yo quiero.  Sin embargo, es importante que sepa que...

Desahogo maduro de la mente

Hace varios años publiqué una entrada llamada "Desahogo de la mente". Mucho ha llovido desde entonces. Hoy vengo con un texto con el mismo propósito, descargar mi cabeza de ideas. También con una intención viceral, pero con menos rabia, más amable hacia mí, hacia la vida. Estoy en un momento existencial extraño, estoy... suspendido, muy conciente de lo que hago, siento y vivo, pero un poco perdido, mi rumbo es... borroso. Tengo metas en marcha, no muy formadas, no muy robustas, pero en marcha.  Me siento extraño, ajeno, pero no descolocado. Me cansé de buscar encajar, entiendo ahora que encajar no es lo mismo que simpatizar. Encajar... Es algo que no podré hacer... No porque carezca de las herramientas para hacerlo, sino porque es difícil que me quede en un solo lugar y lo haga "casa". Mi destino en lo colectivo es saltar, empaparme en aguas de diversa índole. Familiarizar, pero no asentarme. Esto es más metafórico que pragmático. Claro que me he asentado, en la mús...

Apatía capitalina

La apatía es una de las tantas armas capitalistas. Inventaron la noción de individuo, la convirtieron en un hecho irrefutable y la arraigaron tan metida, tan adentro de las viceras, que nos creímos el cuento de que mirar al ombligo es un derecho, un deber ciudadano.  La apatía es confundir el privilegio con la libre competencia.  Hoy se subieron al Transmilenio dos venezolanos, con el hambre, la humillación y el desespero grafiteados en el rostro. "Llegamos hoy y otros venezolanos nos robaron los zapatos" dijeron, mientras las medias roidas y gastadas servían como evidencia..."llevamos 12 días caminando, tenemos hambre y ganas de dormir bajo techo". Mientras decían esto, una muchacha con audífonos, que no despegó nunca la mirada del celular, responde con un acto simple y miserable: sube el volumen de la música.  No le bastó con ignorar olímpicamente al ser humano que tenía enfrente (porque uno de ellos estaba justo, justito delante de ella, siendo testigo de primera...